En general la cirugía se aconseja cuando la terapia médica se ha demostrado ineficaz. Habitualmente los pacientes que sufren esta enfermedad tienen una respuesta inicial muy buena a la carbamacepina, pero con el tiempo esta respuesta desaparece o aparecen intolerancias a este medicamenteo. A partir de ese momento se comienzan a administrar otros fámacos (pregabalina, gabapentina, otros fármacos antiepilépticos o antidepresivos) sólos o en combinación, hasta que finalmente, se introducen los opiáceos, en forma de parches o de pastillas de rescate. Nuestra opinión es que antes de llegar a la politerapia y siempre antes de llegar a los opiáceos se debe valorar la opción quirúrgica.
Siempre que no exista contraindicación (y la edad no es una contraindicación), aconsejamos una descompresión microvascular del trigémino, que se realiza mediante una pequeña incisión por detrás de la oreja, abriendo el cráneo, y con técnica microquirúrgicas identificando el origen del nervio y los conflictos vasculares que existan. Con extremo cuidado se separan las estructuras vasculares y nerviosas, interponiendo un material entre ambas (habitualmente Teflón®), para evitar su contacto.
Aconsejamos esta técnica, y no otras, porque la descompresión microvascular del trigémino es el método más eficaz y duradero en el momento actual para el control del dolor. Si comparamos esta técnica con las técnicas quirúrgicas percutáneas (diatermocoagulación, lesión por compresión con balón o con glicerol) vemos que la descompresión microvascular es la que más posibilidades tiene de que el dolor desaparezca inmediatamente (98% frente 90%) y de que esta desaparición sea duradera (15% de recurrencias frente 20-50% en las técnicas percutáneas). Además, con la descompresión microvascular no hay problemas de lesiones corneales o anestesias dolorosas que pueden ocurrir hasta en un tercio de los pacientes tratados con técnicas percutáneas.
La descompresión microvascular del trigémino es una cirugía mayor intracraneal que se realiza bajo anestesia general, y si bien en manos expertas tiene unos riesgos que pueden considerarse bajos, no está exenta de riesgos. En general esta intervención tiene una seguridad superior al 90 % con una mortalidad inferior al 1%. No obstante al tratarse de un tratamiento personalizado, los riesgos se informan de manera individual en la consulta.
En la consulta se le realizará una historia clínica completa y una exploración neurológica. En caso de que haya dudas de que se trate o no de una neuralgia esencial del trigémino o que no se considere que se hayan agotado las posibilidades médicas, será evaluado por un experto neurólogo. Todos los pacientes dispondrán de un estudio por Resonancia Magnética cerebral en una secuencia específica antes de ser intervenidos, así como de un estudio y valoración preanestésica por un experto anestesiólogo.
En estas consultas con el neurocirujano se le explicará la cirugía, sus alternativas y se pormenorizarán los riesgos y ventajas de la misma.
Habitualmente se operará a primera hora de la tarde, ingresando el mismo día de la cirugía. La intervención tiene una duración aproximada de dos horas, si bien el tiempo de preparación, colocación, anestesia y despertar puede alargarlo. Tras la intervención pasará a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde estará un tiempo mínimo de 8 horas, pasando posteriormente a su habitación. Normalmente se consigue una resolución inmediata del dolor, si bien sólo en ocasiones se retiran todos los medicamentos previos a la cirugía. La estancia media hospitalaria es de 48-72 horas, si bien en pacientes que vivan lejos del hospital esta estancia puede prolongarse, así como del número, tipo y cantidad de fármacos que tomara antes de la cirugía.